Uno de los momentos
más especiales del viaje fue el descubrimiento de la Laguna Negra: hacer un recorrido de unos 2
quilómetros por la nieve y llegar a un lugar mágico, en el que uno de los mejores autores de
nuestro país se inspiró para crear parte
de su obra, fue simplemente espectacular. El
ambiente que se respiraba en ese lugar era diferente al del resto de la
montaña. Había una tranquilidad extraña,
como si la laguna escondiera algo en el fondo, un misterio que no conocíamos, pero que teníamos ante nuestros
ojos. No era difícil entender por qué Machado situó allí la trágica historia de
los Alvargonzález.
Aunque si tuviera
que escoger el momento más emotivo de nuestros días en Soria, estoy seguro que escogería la visita a
Valdegeña, el pueblo de Avelino Hernández, que visitamos guiados por su hermano
Ricardo. Ricardo nos enseñó algunos de los lugares en los que él y Avelino
crecieron y otros sitios emblemáticos del pequeño pueblo, como el museo que había
creado con fotos de época y las herramientas que se usaban antiguamente en
el campo. Ricardo también nos explicó algunas
anécdotas de sus vecinos e historias que se contaban por esos parajes. Y nos
enseñó algunas de las técnicas que se utilizaban antiguamente en las faenas del
campo y
en otros oficios. La despoblación
de Valdegeña y de otros pueblos sorianos inspiró uno de los temas fundamentales
de la literatura de Avelino Hernández: el sentimiento de pérdida que la
desaparición de un pueblo conlleva. Cualquier
pueblo esconde recuerdos de la gente que
ha vivido en ellos, palabras que no se
conocen en otras zonas, lugares llenos de historia... y todo ello, si un pueblo
desaparece, se va a perder y va a quedar olvidado.
Finalmente el
momento más divertido de todos (aparte de las noches en el albergue con los
amigos), fue sin duda, la comida en el Restaurante Mari Carmen, donde nos pudimos sentir adultos, ya que bebimos
vino a nuestras anchas y conversamos con nuestros compañeros y compañeras como
si tuviéramos 25 años. Lástima que no todo acabó del todo bien, ya que algunos abusaron
de la confianza.
Albert
Millán
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