Antonio Machado, El Cantar de Mio Cid, Gustavo Adolfo Bécquer, Gerardo Diego, Avelino Hernández, Mercedes Álvarez ...

jueves, 21 de junio de 2012

Jueves, 19 de abril de 2012


Hoy, jueves 19 de abril del 2012, me he despertado en Soria. Estamos alojados en el camping-albergue Entrerrobles, un lugar sencillo pero acogedor.  Bernadette, Irene y yo estamos alojadas en el hostal. La habitación no es muy grande, pero para las tres está bien. Al entrar a la habitación a mano derecha está el baño y todo recto, a tres metros, la cama de Irene, junto a una mesita de noche que la separa de la litera donde dormimos Bernadette y yo. Tres maderas sirven para colgar la ropa.
Son  las 9:30. Hoy los profesores no han dejado dormir un poco más. He mirado por la ventana, llovía. Nos hemos vestido y  hemos ido a desayunar. El comedor no es muy grande, pero cabemos todos y, lo más importante,  se come bien.
Hemos ido a Valdegeña, un pueblo pequeño de 7 habitantes.  Allí nos esperaba Ricardo, el hermano de Avelino Hernández, el autor de Mientras cenan con nosotros los amigos, la novela que hemos leído recientemente.  Ricardo es una persona maravillosa: humilde, gentil, natural, agradable, generosa... Nos abrió las puertas de su casa, una casa curiosa y, como todo allí, acogedora, una casa antigua pero bonita y bien cuidada. Ricardo, es una persona que se interesa por conservar los valores de siempre que valen la pena. Tuvo bonitos detalles con  nosotros, como por ejemplo explicarnos, siempre con una sonrisa en la cara,  cosas de su vida y de su familia, cosas privadas que no tenía porque explicarlas. Algunas actividades de Ricardo me  llamaron mucho la atención: ha luchado por poner una casa rural en el pueblo, ha abierto  un museo, donde, como nos explicaba con cariño, muchas cosas de las cosas que se exponen han sido hechas o recuperadas por él.
Valdegeña es un pueblo pequeño pero precioso. Nada más llegar, en la pared de una casa resaltaba una gran frase que decía: "Valdegeña también es mi pueblo", debajo de esta frase había teselas donde la gente firmaba, como recuerdo a su paso por allí. Pero lo que más me ha gustado del pueblo es la parte de arriba donde se encuentra una pequeña iglesia, una iglesia muy pequeña y recogida, desde  mi punto de vista, preciosa. A Ricardo esta iglesia  le trae muchos recuerdos de su infancia.
Moncayo
La iglesia está situada en lo más alto del pueblo, donde se encuentra el mirador. Desde allí se observa  un paisaje precioso del Moncayo, una montaña a la que Machado hace mucha referencia en sus poemas.  Ahora entiendo la admiración de Antonio Machado por el paisaje soriano: seguro que le transmitía tanta serenidad como a mí me ha transmitido. El paisaje de Soria es una maravilla, no sé si es porque esos campos tan vivos y tan verdes son diferentes a lo que veo normalmente, pero a mí el paisaje de estas tierras me ha fascinado: las vistas desde el mirador, lo que veo por la ventanilla del autobús, el increíble paisaje de Río Lobos,  el paseo por el rio Duero... Tal vez sea porque aquí todo es mucho más natural y el campo no está tan machacado como cerca de Barcelona.   
Después hemos ido todos a comer al Hostal Mary, que estaba en Matalebreras, un pueblo cercano. La comida ha estado muy bien. ¡Daba gusto vernos a todos juntos comiendo!
Por la tarde hemos ido a visitar el pozo Román, pues unas compañeras iban a representar allí "La leyenda de los ojos verdes" de Bécquer. El paisaje de Soria me sorprendía otra vez: esa pequeña laguna escondida en el bosque me ha dejado sin palabras. Me dio mucha pena que se pusiera a llover y que nos tuviéramos que ir rápidamente de allí.
Luego hemos ido a Noviercas, el pueblo donde vivió Bécquer  una casa hoy en día en ruinas. Me parece una lástima que la casa de los padres de Casta Esteban, la mujer de Bécquer, esté en ese deplorable estado. La historia de Bécquer y Casta me ha parecido muy interesante y curiosa. Imaginártelo, mientras te lo cuentan,  es como sumergirte en otro mundo. Al parecer Casta tuvo un romance con un bandolero, conocido por los sobrenombres de HiIarión o el Rubio, y de esa relación nació su tercer hijo. Bécquer y Casta se separaron entonces, pero Bécquer reconoció a ese niño como propio y  siguió mandando dinero para Casta y para el niño.  Cuando muere su hermano Valeriano, Bécquer regresa con su familia, pero cuatro meses después también muere. Cuando Casta quedó en una situación económica muy precaria y cuando consiguió rehacer su vida casándose de nuevo, Hilarión, el Rubio, mató a su segundo esposo. Según cuenta una leyenda, el Rubio murió en un tiroteo que siguió a un espectacular robo (encerraron a todos los vecinos en la iglesia) que tuvo lugar en Beratón, el pueblo más alto de Soria. 
En Noviercas también hemos visitado un torreón árabe donde -como nos ha explicado Montse, nuestra guía allí- se refugiaba la gente cuando eran el pueblo era atacado por los enemigos cristianos.  En esta misma torre nuestras compañeras han escenificado, y muy bien, la “Leyenda de los ojos verdes”. Desde la azotea del torreón el paisaje era increíble. Ha sido una sensación maravillosa poder visualizar esa panorámica única de los campos de Castilla.
Luego  fuimos a la tienda de Montse, donde mucha gente compró embutido soriano para llevárselo a casa. Yo personalmente no, pues,  como mi madre es carnicera, he pensado que si le llevo un chorizo de regalo, me mata.
Tras cenar en el hostal de Valdeavellano, estoy en la habitación escribiendo este diario. Ahora bajaremos a la pequeña fiesta de despedida que se ha organizado ¡Seguro que nos lo pasamos bien!
Raquel Pacheco

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