Antonio Machado, El Cantar de Mio Cid, Gustavo Adolfo Bécquer, Gerardo Diego, Avelino Hernández, Mercedes Álvarez ...

martes, 5 de junio de 2012

Nuestro primer día en Soria


Yo voy a narrar el primer día. ¿El motivo? Pues que fue el día en que empezó todo,  el día en que pasamos muchas horas en el autocar, el día en que compartimos  instantes y charlas con personas a las que quizás nunca habría conocido, el día en que nos reencontramos con Pepe y César Sanz, el día en que descubrimos cada rincón del albergue, el día en que los dos Martí, Albert y yo cantamos delante de mucha gente importante (de la viuda y del hermano de Avelino Hernández, de César y Pepe, de nuestros profesores), en fin, el día, en que tuvimos más emoción acumulada en nuestro interior.
Para mí el día empezó a las seis de la mañana. Quería terminar de pulir algún asunto que otro en mi maleta y cambiarme con bastante margen de tiempo. A las siete  iniciamos el camino hacia Soria. En el bus no pude dormir casi nada,  ya que estuve todo el tiempo intercambiando impresiones sobre el viaje con el de al lado. 
La primera parada fue Medinacelli, un pueblo muy importante en El Cantar de Mio Cid. Allí comimos y allí, por el fuerte viento que había, notamos ya la inclemente primavera soriana. Paseamos por las viejas calles y unos compañeros nos ofrecieron un hermoso espectáculo juglaresco.
Luego nos dirigimos a Soria, concretamente al Casino de la Amistad. Allí debatimos en torno al libro Mientras cenan con nosotros los amigos con familiares y amigos de Avelino Hernández. Fue un diálogo con algo de tensión debido a algunas delicadas preguntas que le hicimos a la viuda de Avelino, Teresa Ordinas, pero también con un toque de humor,  introducido siempre por Pepe Sanz.
Llegó el gran momento: el homenaje a Machado. Todo el tiempo que habíamos dedicado mi grupo a preparar nuestra interpretación, habría valido la pena si salía bien. Y salió bien, creo. No hay mayor satisfacción que la gente te muestre su gratitud después de haber pasado nervios, apuros y haber dedicado bastante tiempo a este trabajo. Las compañeras que bailaron y recitaron también lo hicieron muy bien. ¡Qué pasada poder actuar en el lugar en que Machado se reunía con sus amigos de Soria!
Finalmente llegamos al albergue de Valdeavellano de Tera, donde la relación calidad-precio y  la hospitalidad recibida, me pareció más que bien.
En definitiva un gran inicio de una semana en la cual vivimos muchas emociones.
Oriol Celis

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