Antonio Machado, El Cantar de Mio Cid, Gustavo Adolfo Bécquer, Gerardo Diego, Avelino Hernández, Mercedes Álvarez ...

viernes, 17 de junio de 2011

El Cielo ya no gira como antes

Mi mejor momento del viaje a Soria fue el día en que vimos la película El cielo gira, que es poesía hecha película. El cielo gira es un documental que narra cómo vivían los lugareños de Aldeaseñor, un pequeño pueblo de Soria. La directora, Mercedes Álvarez, fue que la última niña que nació en ese pueblo, hace ya más de 40 años. Cuando veía la película me daba cuenta de la soledad de los habitantes de ese lugar, de cómo un día era siempre igual a otro.
Cuando después de ver la película, llegamos a Aldealseñor, sentí que la adrenalina corría entre mis venas ¡Ver ese hermoso lugar no lo consigue todo el mundo! Lo primero que hicimos fue visitar el árbol que estaba delante del Palacio. Cerré los ojos y comencé a tocar y a sentir el árbol, como lo hacía en la película el pintor ciego que intentaba ver el mundo a través de sus manos.
Cuando por fin nos cruzamos con un habitante de Aldeaseñor, noté que se sorprendía mucho al ver a tantos adolescentes juntos en su pueblo. Aunque su cara reflejaba satisfacción e ilusión, me di cuenta en ese momento de que la soledad duele. Pese a que están acostumbrados al aislamiento, esas personas se dan cuenta de que están desconectados de una vida superior. Creo que es digno de admirar que, pese a ello, muchos hombres deseen vivir toda su vida en el pueblo que les vio nacer. Sin embargo al final a mayoría renuncia o pierde la batalla: los problemas familiares o económicos hacen que seguir allí sea casi imposible. Algunas de las personas que salían en El cielo gira partieron y dejaron su pasado en Aldeaseñor. No encontramos al pastor Cirilo, ni a Antonino, el gran protagonista de la película…
Fuimos a comprar chorizo a una fábrica artesanal de embutido que no hace mucho pusieron en el pueblo. Nos comentaron que era el mejor chorizo de Soria y también el más barato, y realmente era verdad. Pero Balbina, la dueña, nos confesó que iban a cerrar la fábrica. Parece que la gente ya no compra como antes, “Las personas se van igual que mi negocio”, nos dijo.
Aún así la vida continúa y ellos, como todos nosotros, aunque EL CIELO YA NO GIRE COMO ANTES, debemos seguir nuestro camino.
Gonzalo Gómez

viernes, 10 de junio de 2011

Salvar el pasado

En este viaje hemos conocido unos paisajes muy diferentes a los de nuestro entorno. Recorriendo centenares de kilómetros por esos hermosos paisajes sorianos, tuvimos la suerte de descubrir la nieve y de disfrutar de increíbles estampas teñidas de blanco que transmitían tranquilidad y paz. Pero también conocimos pueblos (Aldealseñor, Valdegeña, Valdeavellano, Medinaceli…) que estaban a punto de perderse y convertirse sólo en pasado, unos pueblos cuya supervivencia dependía a veces del empeño de algún vecino, con la valentía y el tesón suficiente para darlo todo para dar a conocer su pueblo e intentar salvarlo.
Todos y cada uno de los instantes vividos me hacen pensar en el sentido que tiene la película “El Cielo gira” en que Mercedes Álvarez nos muestra Aldealseñor: vale la pena recuperar todo lo que de alguna forma ha sido y es valioso, vale la pena llenar otra vez de vida esas calles silenciosas que acumulan tantos sentimientos y nos acercan a un pasado, que en definitiva, es la vida.
Andando entre San Polo y San Saturio, visitando y escuchando al director del Instituto Antonio Machado en el aula del poeta, pudimos entender que el pasado se puede recuperar y que nunca debe perderse.
Escuchando a César Sanz, nuestro amigo fotógrafo, descubrí el inmenso amor que un hombre puede tener por su tierra. Este sentimiento lo transmitía con sus palabras y con sus espléndidas fotografías, algunas vínculadas a fragmentos de la poesía Antonio Machado. Algunos de nosotros, los que nos dedicábamos a la parte técnica, intentamos seguir su ejemplo, filmando poemas de Machado y de otros escritores en lugares emblemáticos de esta preciosa tierra.
Ya de regreso a casa, en el desierto de los Monegros -donde todo el paisaje es igual y es el comienzo de la rutina- me di cuenta de que ya iban quedando atrás todos los momentos vividos, pero que pronto tendría la posibilidad de recuperarlos y recrearlos a partir de este diario.
Marc Ferret

Sensaciones frías y áridas

El viaje a Soria ha sido para mí muy gratificante: me ha permitido explorar tierras no conocidas y reforzar esa relación tan especial que tenemos entre compañeros y amigos. Me siento contento de haber salido de mi casa, de haber visto el mundo castellano y soriano y de, a unos cuantos quilómetros de mi ciudad, haberme enriquecido con estos lugares y tierras maravillosas y únicas. El viaje me ha dado la oportunidad de desconectar del día a día, de sumergirme y empaparme de esa tierra de sensaciones frías y áridas, a la que tanto fruto le sacaron escritores como Antonio Machado y Avelino Hernández. Y es que Soria es una tierra que empequeñece y conmueve al más alto y fuerte.
De nuestra estancia en Soria quería resaltar la visita a la ermita del Mirón y al mirador de los cuatro vientos. Ante nosotros se desplegaba un paisaje amenazante y silencioso que me sobrecogía. Al ver, desde el mirador, ese tremendo paisaje -tan bello, tan solo, tan seco, tan frío- y fijarme en cada detalle, me sentía cada minuto más y más pequeño. Un fuerte viento seco golpeaba mi cara y, pese a la calma engañosa y benevolente de aquellos montes, sentí que era un paisaje triste. Era un paisaje sin aparente vida animal o humana: ni por los valles, ni por los cielos de aquel entorno bellísimo se percibía el más pequeño movimiento. Me pareció un paisaje enigmático, cuyo silencio ocultaba algo, tal vez una espera.
Eloy Córdoba