El primer día fue bastante
duro ya que estuve seis horas en el autobús, nerviosa y pensando en cómo sería el
primer viaje que hacían con los nuevos compañeros de este instituto, pero a
pesar de los nervios y el frío, que era mucho, todo salió bien y este ha sido un
viaje magnífico.
Durante las horas y horas del
autobús, pude observar los cambios de paisaje, descubriendo el paisaje de los
campos de Castilla: unos campos mayoritariamente planos y de colores rojos y
ocres, muy distintos a los campos de nuestra tierra, mucho más llenos de
montañas.
Este viaje, en algunos
momentos, me ha permitido además volver
al pasado: hemos podido conocer muchos pueblos pequeños, muy alejados de
nuestra civilización: pueblos en medio de las montañas, con todas las casas de
piedra y con muy poca población, como Valdegeña, en que tan solo tenía siete
habitantes.
Otra de las cosas que me
han sorprendido de este viaje es la clase de Machado, una clase muy sencilla y pequeña y sencilla, con espacio para muy pocos
alumnos. Sobre todo me impresionó la forma de enseñar y educar que tenía
Machado, que nos contó el director del Instituto en su espléndida conferencia.
Si tuviera que elegir un
solo lugar de este viaje me inclinaría por el Cañón del río Lobos, para mi ha
sido un paraje estupendo, lleno de agua y de vegetación y con una gran variedad
animales, un lugar lleno de vida natural.
Pero también me gustaría hablar
del día que más nos sorprendió a todos: el día de la nieve en la Laguna negra. A pesar del
intenso frío, mereció la pena recorrer 1km
y medio de camino nevado y subir la montaña con todos nuestros esfuerzos, sobre
todo por las divertidas batallas de nieve y por el sobrecogedor paisaje de la Laguna negra que nos estaba
esperando allí arriba.
Ha sido un viaje que me ha
permitido, además, reforzar la amistad con algunos de mis compañeros de clase y
hablar y conocer a otra gente del instituto con quien no había tenido ningún
tipo de relación hasta entonces.
Al llegar el último día de
este sorprendente viaje, me embargaba una mezcla de cansancio, sueño y
melancolía: por una parte tenía ganas de volver y descansar tranquilamente en casa, pero por otra, sentía mucha pena de tener que abandonar esos
paisajes sorianos, que seguramente no volveré a ver en mucho tiempo.
Nuestro recorrido soriano ha
sido muy gratificante y enriquecedor. Me
había hecho la idea de que sería distinto y, sobre todo, me ha sorprendido.
BERNADETTE RICART
No hay comentarios:
Publicar un comentario