Sin duda el viaje a Soria me ha sorprendido. Recuerdo que al principio no
quería ir y que al final me hubiera quedado más días.
Hemos vivido muchos buenos momentos, pero yo me quedo con uno del primer
día, que nos ayudó a empezar la semana de buena manera. Nos encontrábamos en el
Casino de la
Amistad Numantina.
Justo hacía unos minutos que habíamos terminado la tertulia de Mientras
cenan con nosotros los amigos con Teresa y Ricardo (viuda y hermano de
Avelino Hernández) y los ya conocidos
Pepe y César Sanz. También habíamos
podido disfrutar de una recitación de Aleix
y de Noemí (el poema “El pasado
efímero” de Machado) y de la gran
actuación musical de Martí Roig, Martí Parellada, Albert y Oriol. Pero yo sabía
que aún tenía que llegar el gran momento: el momento de la interpretación (recitada, musicada, cantada y
bailada) del poema “Sueño infantil”
de Antonio Machado, el gran protagonista de este viaje. Gemma tocaba el piano, Marta recitaba, Gisela
cantaba y Lara, Sara y Elena bailaban. Tenía realmente muchas ganas de ver esa
actuación porque hacía tiempo que, conociendo su gran nivel, quería ver a Sara actuando. No esperaba menos, pero lo hicieron perfecto. Cada una en su función y
todas al unirse, consiguieron emocionarme y ponerme la piel de gallina.
Sinceramente sentía envidia: ¡ ojalá yo pudiera hacer la mitad de las cosas que
ellas hicieron! Yo veía que ellas
sentían intensamente lo que hacían y consiguieron transmitirme su
pasión. Fue una pena que su actuación no hubiera sido más larga, porque me
hubiera quedado ahí disfrutando mucho más tiempo de algo tan bonito como aquello. Todo fue
estupendo: el salón rojo, el piano, el
baile, la recitación y el canto. Creo que fue la mejor actuación del viaje
y, por eso, la recuerdo tanto y creo que la recordaré
siempre.
Me gustaría destacar, por último, otro pequeño momento, el que
cerró la semana. La subida hasta la Laguna negra fue dura y
cansada, sobre todo porque el suelo resbalaba mucho y nos impedía andar con
facilidad, pero sin duda esos 1,7
quilómetros valieron la pena: la imagen
con la que nos encontramos al final del
camino era espléndida. La naturaleza más esplendorosa, que tanto valoraba Antonio Machado.
Creo que dos objetivos del viaje eran captar el sentido de los diferentes poemas
y textos que hemos escuchado estos días,
y escuchar y comprender a las
maravillosas personas que hemos conocido. Y creo que los dos los hemos logrado.
Hemos aprendido muchas cosas estos intensos
cinco días.
CLARA RODERGAS
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