Uno de los momentos
que más valoro de este viaje fue el paseo entre San Polo y San Saturio. Fue
especial recorrer
el mismo camino por el que
Antonio Machado había andado tantas veces, el camino que le había inspirado
algunos bellísimos poemas. En aquel lugar
sentí que, al fin, empezaba a estar un poco lejos de la ciudad, que
entraba en la naturaleza. Lo echaba de menos
Aunque el día que me
sentí más sumergida en un entorno natural fue cuando fuimos al Cañón del Río Lobos.
Allí se sitúa mi momento especial del viaje, que llegó cuando descubrimos un curso anastómico
en el río.
Sé que este no era el
objetivo del viaje y dudo que alguien pueda pensar que unos sedimentos en el
río sean importantes, pero sentí este pequeño detalle me podía ayudar a seguir
teniendo motivación en los estudios. Ver una insignificante acumulación de
piedras, arcillas y ramas, y saber lo
que es, saber cómo y en qué circunstancias se formó, fue algo muy gratificante. Me di cuenta de que
lo que había estudiado hasta ahora servía de algo, que lo que había aprendido me ayudaba a
entender mejor la naturaleza. Sentí que no había perdido el tiempo, pues en aquel
momento pude leer el río: el agua cansada de llevar demasiados sedimentos había
escogido el lugar idóneo para dejar su carga. La ribera se iba desgastando, formaba
una curva y ganaba velocidad para poder
transportar piedras, ramas y hojas. Es extraño pero nos entendíamos el
Río Lobos y yo.
Otro momento muy
importante del viaje fue la visita a
Valdegeña, sobre todo por la amabilidad de Ricardo. En el momento que nos abrió
las puertas de su casa Ricardo se convirtió en uno de los pilares del viaje:
ese señor humilde que nos había de contar la niñez que compartió con su
hermano, el escritor Avelino Hernández,
nos dio una lección de sencillez y generosidad que no deberíamos olvidar.
JOANA PINYOL
Totalmente, a veces uno piensa que lo que estudia no sirve para nada y de repente te encontrás pensando en la facultad y en el momento en que te lo dieron como materia. O no tiene que ser en la facu, puede ser en el colegio secundario, en este caso, cuando estudiaste biología o geografía. Hace poco también estuve en la laguna de Lobos y cada vez que veía unos renacuajos me ponía a pensar en las características de los anfibios y los seres acuáticos. Qué lindo, a veces estos lugares te hacen reencontrarte con conocimiento que tenés muy guardado!
ResponderEliminar