Antonio Machado, El Cantar de Mio Cid, Gustavo Adolfo Bécquer, Gerardo Diego, Avelino Hernández, Mercedes Álvarez ...

miércoles, 11 de mayo de 2011

Monasterio de Veruela

Jueves, 3 de marzo

Hoy 3 de marzo me ha tocado leer mi fragmento literario y tal vez esto ha hecho este día un poquito más especial. Era La “Carta segunda” del libro Cartas desde mi celda, que Gustavo Adolfo Bécquer escribió en Veruela. La he leído sentada al pie de la Cruz negra, donde el poeta solía aguardar cada tarde la llegada del correo.
La idea de tener que leer un texto que escribió alguien tan importante y de que te estén grabando, me daba mucho respeto, pero una vez allí, me lo tomé con ganas y hasta me gustó. Al final me dije: “Mira, esta carta que se escribió hace ya tantos años, tienes la oportunidad de leerla tú, en el mismo lugar donde quizás Bécquer estuvo sentado”. Sentí que estaba haciendo algo importante. No eres nadie especialmente conocido en el mundo, pero te han dado el honor de brindarle un homenaje al mejor poeta del Romanticismo. El día era gris y ya había nevado un poco, pero el frío era soportable y el ambiente muy agradable. En los pueblos de Soria que hemos visitado se está tranquilo, se respira una paz que no se encuentra cerca de las ciudades. La visita al monasterio de Veruela no ha estado nada mal, y la comida en el hostal de Matalebreras tampoco. La comida estaba muy rica.
Ayer en la ciudad tuvimos el placer de conocer al excelente fotógrafo César Sanz, y de hablar con él en el Casino de la Amistad, donde Machado se reunía de vez en cuando con los intelectuales de clase alta, aunque parece que ese no era el ambiente que más le gustaba. Con César hemos visitado el pueblo de Avelino Hernández, Valdegeña. Al llegar al pueblo ves una frase sorprendente en un muro: “Valdegeña también es mi pueblo”. Luego vimos que debajo estaban escritos nuestros nombres, junto a los nombres de un montón de gente más que había visitado el pueblo en otras ocasiones. Sentí como que dejábamos nuestra huella en aquel pequeño pueblo y eso también me hizo sentir especial.
No me caracterizo precisamente por mi pasión por la literatura, pero este viaje me ha acercado un poquito más a ella. Me ha mostrado otro punto de vista, otra visión de la cultura literaria más allá de lo que nos enseñan en el instituto: una literatura más cercana, más palpable, más real... Ver lo que te han explicado en clase en el lugar donde verdaderamente ocurrió, ha hecho que esos autores que a veces suenan tan lejanos, de repente no lo sean tanto: quizás pisaron la misma tierra que tú estás pisando, o se sentaron en el mismo banco. Todo esto te hace reflexionar y empezar a disfrutar de la literatura de otra forma.

Aina Lluch

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