En este viaje hemos conocido unos paisajes muy diferentes a los de nuestro entorno. Recorriendo centenares de kilómetros por esos hermosos paisajes sorianos, tuvimos la suerte de descubrir la nieve y de disfrutar de increíbles estampas teñidas de blanco que transmitían tranquilidad y paz. Pero también conocimos pueblos (Aldealseñor, Valdegeña, Valdeavellano, Medinaceli…) que estaban a punto de perderse y convertirse sólo en pasado, unos pueblos cuya supervivencia dependía a veces del empeño de algún vecino, con la valentía y el tesón suficiente para darlo todo para dar a conocer su pueblo e intentar salvarlo.
Todos y cada uno de los instantes vividos me hacen pensar en el sentido que tiene la película “El Cielo gira” en que Mercedes Álvarez nos muestra Aldealseñor: vale la pena recuperar todo lo que de alguna forma ha sido y es valioso, vale la pena llenar otra vez de vida esas calles silenciosas que acumulan tantos sentimientos y nos acercan a un pasado, que en definitiva, es la vida.
Andando entre San Polo y San Saturio, visitando y escuchando al director del Instituto Antonio Machado en el aula del poeta, pudimos entender que el pasado se puede recuperar y que nunca debe perderse.
Escuchando a César Sanz, nuestro amigo fotógrafo, descubrí el inmenso amor que un hombre puede tener por su tierra. Este sentimiento lo transmitía con sus palabras y con sus espléndidas fotografías, algunas vínculadas a fragmentos de la poesía Antonio Machado. Algunos de nosotros, los que nos dedicábamos a la parte técnica, intentamos seguir su ejemplo, filmando poemas de Machado y de otros escritores en lugares emblemáticos de esta preciosa tierra.
Ya de regreso a casa, en el desierto de los Monegros -donde todo el paisaje es igual y es el comienzo de la rutina- me di cuenta de que ya iban quedando atrás todos los momentos vividos, pero que pronto tendría la posibilidad de recuperarlos y recrearlos a partir de este diario.
Marc Ferret
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